sábado, 19 de diciembre de 2009

EL SEMIFRACASO DE LA CUMBRE CILMÁTICA

(Escribe Cristóbal González)

El semifracaso de la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático se veía venir. Nada que respondiera a la necesidad de adoptar medidas eficaces para reducir el calentamiento global podía salir de una reunión en la que los líderes de las potencias defienden a capa y espada un modelo en que la ganancia está por encima de cualquiera otra consideración: económica, política, social, ética o ambiental.

Se trata de un modelo que si no proporcionara cada vez más ganancia se consideraría en receso o en retroceso. Avanza si gana. Debe hacer en consecuencia que se incremente el consumo de productos hasta extremos irracionales. Que se aumente la demanda entonces. Que responda más a necesidades ficticias creadas por la publicidad que a necesidades reales y que atienda más a deseos y caprichos de consumidores potenciales. Por eso no puede aceptar de buena gana algún tipo de control, puesto que aceptándolo iría a su fin.

En resumen, es un modelo de libre producción, de libre mercado, de creciente y constante demanda para que haya ganancia en aumento, de consumo irracional y alta emisión de gases que calientan la Tierra.

Muchos lideres del mundo, inclusive de distintas vertientes ideológicas, son concientes que la verdadera solución a la crisis climática pasa por el cambio de aquel modelo por otro que no tenga el lucro como principal motivador, de consumo racional y baja emisión de gases contaminantes, necesariamente planificado y controlado, llámesele como se le quira llamar. De ese cambio depende el futuro de la Tierra, de la Humanidad.

Pero tambén muchos aceptan que el cambio de un modelo de producción por otro no es algo que se logre de la noche a la mañana. Inclusive un nuevo modelo no desplaza al anterior en siglos. Sin embargo, algo hay que hacer en este sentido.

Y aunque no todos somos responsables, como se nos quiere hacer creer, si podemos aportar algo a la solución como ciudadanos. Por ejemplo, qué tal si apoyamos electoralmente sólo a partidos y candidatos que tengan clara la necesidad de cambiar de modelo de producción y que incluyan en los programas con los que se comprometan esas acciones que tiendan a lograr dicho fin. Y que vigilemos su cumplimiento.