sábado, 14 de noviembre de 2009

EL HAMBRE Y EL DERECHO A LA NUTRICIÓN

(Por Cristóbal González)

Cifras oficiales admiten que en Colombia hay 20 millones de personas pobres y, de estos, 8 millones indigentes. Eso quiere decir que pasan hambre, parcial o crónica. No comen lo que debieran cada día y no se nutren tal como lo demanda su organismo.

En el mundo, una de cada seis personas sufre hambre y la crisis financiera disparó el problema, a medida que más gente quedó sin empleo. Pero los gobiernos poco o nada hacen para remediar la situación, que afecta sobre todo a los más pobres.

Ahora se reúne en Roma la Cumbre Mundial de la Alimentación. Allí se manejan cifras dramáticas y al final del miércoles habrá una declaración de buenas intenciones y alguna promesa específica, que nadie, o muy pocos, cumplirán, mientras el liderazgo de este mundo siga pensando que el capitalismo y su versión neoliberal globalizada tienen la solución.

Como incumplieron su promesa reciente los países del G8, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Japón, que contemplaba invertir 20 mil millones de dólares para estimular la agricultura sustentable en países pobres.

Aunque el mundo produce alimentos suficientes para todos, unos 1.000 millones de personas sufren hambre crónica este año, según estudiosos del problema. Es que la gente rica de los países ricos consume más que los pobres de los países pobres, a los que no les dejan más que las migajas o las sobras en las canecas de basura.

Mientras el drama de acentúa, miles de millones de dólares invierten los países ricos para salvar a los bancos y al sistema financiero. Como en Colombia Agro Ingreso Seguro dona graciosamente miles de millones de pesos a los más ricos, dizque porque éstos saben administrar y crean empleo, mientras los pobres despilfarran los recursos.

Loas gobiernos de los países pobres, dependientes de las políticas y necesidades de los ricos, establecen planes de agricultura intensiva, no para solucionar el problema de alimentación adecuada de sus gentes sino para exportar lo mejor hacia aquellos países. La experiencia ha demostrado que la agricultura intensiva no ha sido eficaz para contrarrestar el hambre y en cambio si afecta seriamente el medio ambiente.

Las situaciones de hambre manifiestan carencias que son, a su vez, negación de derechos humanos. Negación del derecho al trabajo, a la vida, a la salud, a la nutrición, entre otros. Gobierno que mantenga a la mayoría de su población aguantando hambre no puede ufanarse de garantizar los derechos humanos.

Pero el vicepresidente Pacho Santos acaba de sacar pecho en Bruselas, en el escenario de la Unión Europea, pregonando avances que garantizan los derechos humanos de los colombianos, gracias a las políticas de Uribe.

Da risa o rabia saber de tales afirmaciones. Porque, aparte de la persecución evidente de la que son victimas los defensores de tales derechos en Colombia, reconocida inclusive por organismos internacionales, datos no oficiales indican que el 70% de los colombianos viven en la pobreza, 12 millones en la miseria, y a cinco millones de desplazados les quitaron violentamente cerca de seis millones de hectáreas de buenas tierras, aptas para agricultura, para dedicarlas a cultivos industriales como palma africana.

El que quiera leer que lea, el que quiera entender que e

miércoles, 11 de noviembre de 2009

AMERICA DEL SUR ANTE EL FUTURO

Por José Luis Fiori

Después de una década a la izquierda, América del Sur está entrando en una zona de turbulencia. En este final de 2009, el Uruguay puede elegir para presidente de la república, a un hombre del pueblo y ex guerrillero tupamaro, y Chile tal vez elija a un millonario arrogante y de derecha, que recuerda mucho al primer ministro italiano Silvio Berlusconi. En el mismo año en que Bolivia y Ecuador reelegirán gobiernos dispuestos a cambiar radicalmente la estructura del Estado y de la propiedad de sus países, con objetivos socialistas, aunque sin ruptura revolucionaria. En 2010, habrá elecciones en Colombia y en Brasil, y en 2011, en Perú y Argentina. Durante esta primera década del siglo los cambios en el continente fueron apoyados por la expansión económica mundial, que también estimuló el proyecto de integración de América del Sur. Pero la crisis financiera de 2008 provocó una desaceleración del crecimiento y del propio proyecto de integración económica. Y el proyecto de integración política fue alcanzado de lleno por el nuevo acuerdo militar entre Colombia y los Estados Unidos, que autoriza el uso del territorio colombiano por fuerzas militares norteamericanas, desde donde podrán controlar el espacio aéreo de Venezuela y de toda la América del Sur. Por eso, no es exagerado decir que el futuro de América del Sur, en la primera mitad del Siglo XXI, puede estar siendo decidido en estos próximos dos años. Y ya es posible mapear las grandes disyuntivas y opciones que están en el horizonte del continente sudamericano.

En primer lugar, del punto de vista económico, lo que de puede esperar para después de la crisis, es un aumento de la presión de los mercados internacionales y la profundización de la condición periférica y primario-exportadora de la mayoría de los países sudamericanos. Incluso con la ampliación y diversificación de sus mercados compradores, en dirección de Asia, y de China en particular. En esta nueva coyuntura, sólo una voluntad política coherente y continuada podrá mantener en pié el proyecto de integración sudamericano. Esto supone una decisión de Estado y una capacidad colectiva de mantener bajo control los conflictos locales, a pesar de los cambios de gobierno. Y supone también una política conjunta de fortalecimiento del mercado interno de América del Sur, con la reducción de la dependencia nacional de las crisis y de las fluctuaciones de precios internacionales. En este punto, no existe el término medio, porque los países dependientes de la exportación de productos primarios, incluso en el caso del petróleo, nunca conseguirán comandar su propia política macro-económica, y mucho menos todavía, su inserción en la economía mundial.

En segundo lugar, del punto de vista político, la crisis económica explicitó más aún las asimetrías y desigualdades nacionales y sociales que están por atrás de la heterogeneidad política regional y que explican, en parte, la falta de interés o de entusiasmo de algunos países del continente por el proyecto sud americanista. Finalmente, desde el punto de vista de la seguridad continental, el aumento de la presencia militar norteamericana en Colombia sirve para recordar que América del Sur continuará por un buen tiempo – incluso cuando no lo quiera - bajo la “protección” del poder espacial, aéreo y naval de los EE.UU. Y tendrá que tener una enorme persistencia y tenacidad para construir un sistema autónomo de seguridad regional, sin producir una carrera armamentista dentro de la propia región.

De cualquier forma, una cosa es cierta: el futuro del proyecto sudamericano dependerá cada vez más de las opciones brasileñas, y de la forma en que Brasil desarrolle sus relaciones con los Estados Unidos. Del punto de vista económico, la presión de los mercados internacionales y de los nuevos descubrimientos de petróleo en la cuenca del Pre-Sal, también están ofreciendo para Brasil la posibilidad de transformarse en una economía exportadora de alta intensidad, una especie de “periferia de lujo” de las grandes potencias compradoras del mundo, como fueron en su debido tiempo Australia y Argentina, entre otros. Pero existe la posibilidad para Brasil de escoger otro camino que combine su potencial exportador, con una estructura productiva industrial asociada y liderada por una economía más dinámica, como es el caso contemporáneo de Canadá, por ejemplo. Y además de esto, existe una tercera alternativa, absolutamente nueva para el país, y que apunta en cierta forma hacia el modelo de la estructura productiva norteamericana: con una industria extensa y sólida, y una enorme capacidad de producción y exportación de alimentos y otros commodities de alta productividad, incluyendo el petróleo, en el caso brasileño.

Por otro lado, en el campo político, luego de la hegemonía de las ideas neoliberales y privatistas, y del “cosmopolitismo subordinado”, en el campo internacional, se está consolidando en el Brasil un nuevo consenso desarrollista, democrático y popular, pero que en este caso, no tiene nada que ver con el socialismo. Las perspectivas futuras de esta coalición de poder, sin embargo, dependerán en gran medida de la estrategia internacional de los próximos gobiernos brasileños. El Brasil puede transformarse en un “aliado estratégico” de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de Francia, con acceso directo a una parte de su tecnología de punta, como en el caso de Japón, o incluso Israel, que accedió a su tecnología atómica militar con ayuda de Francia. Aunque Brasil también puede escoger un camino propio de afirmación soberana y de expansión de su poder internacional. En este caso, si Brasil quisiera cambiar su posición geopolítica, obedeciendo a las “reglas del juego” del sistema mundial, tendrá que desarrollar un trabajo extremadamente complejo de administración continua de las relaciones de competencia, conflicto y complementariedad con los Estados Unidos y con las demás potencias, tomando como norte sus propios intereses económicos y geopolíticos. En una disputa prolongada por la hegemonía de América del Sur, como si fuese una “lucha oriental” con los Estados Unidos. Caminando a través de una senda muy estrecha durante un tiempo, que puede prolongarse varias décadas.

Más allá de eso, si Brasil quisiera liderar la integración soberana de América del Sur en el mundo, tendrá que inventar una nueva forma de expansión económica y política continental y mundial, sin “destino manifiesto” ni vocación misionaria, y sin el imperialismo bélico de las dos grandes potencia anglo-sajonas.

José Luis Fiori es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.

UNA NUEVA IGUALDAD DESPUÉS DE LA CRISIS

(Por Eric Hobswam)



“El objetivo de una economía no es el beneficio, sino el bienestar de toda la población. El crecimiento económico no es un fin, sino un medio para dar vida a las sociedades buenas, humanas y justas. No importa como llamamos a los regímenes que buscan esa finalidad. Importa únicamente cómo y con qué prioridades podremos combinar las potencialidades del sector público y del sector privado en nuestras economías mixtas. Esa es la prioridad política más importarte del siglo XXI”.


Publicamos a continuación un fragmento de la conferencia que dio el historiador Eric Hobsbawm en el Word Political Forum, realizado en Bosco Marengo (Alejandría), en el que también participaron Mikhail Gorbachev y Yuri Afanasiev. Tomada de la versión en portugués traducida para Carta Maior por Moisés Sbardelotto.


El “Siglo breve”, o XX, fue un período marcado por un conflicto religioso entre ideologías laicas. Por razones más históricas que lógicas, fue dominado por la contraposición de dos modelos económicos – e incluso dos modelos excluyentes entre sí –: el “Socialismo”, identificados con economías centralmente planificadas de tipo soviético, y el “Capitalismo”, que cubría todo el resto.
Esa contraposición, aparentemente fundamental, entre un sistema que ambiciona sacar del medio del camino a las empresas privadas interesadas en las ganancias (el mercado, por ejemplo) y uno que pretendía liberar al mercado de toda restricción oficial o de otro tipo, nunca fue realista. Todas las economías modernas deben combinar público y privado de varios modos y en varios grados, y de hecho hacen eso. Ambas tentativas de vivir a la altura de esa lógica totalmente binaria, de esas definiciones de “capitalismo” y “socialismo”, fallaron. Las economías de tipo soviético y las organizaciones y gestiones estatales no sobrevivieron a los años ´80. El “fundamentalismo de mercado” anglo-norteamericano quebró en 2008, en el momento de su apogeo. El siglo XXI tendrá que reconsiderar, por lo tanto, sus propios problemas en términos mucho más realistas.
¿Cómo influyó todo eso sobre los países que en el pasado eran devotos del modelo “socialista”? Bajo el socialismo, se encontraron con a imposibilidad de reformar sus sistemas administrativos de planeamiento estatal, incluso cuando sus técnicos y sus economistas fueran plenamente conscientes de sus principales carencias. Los sistemas – no competitivos a nivel internacional – fueron capaces de sobrevivir hasta que quedaron completamente aislados del resto de la economía mundial.
Ese aislamiento, por lo tanto, no pudo ser mantenido en el tiempo, y cuando el socialismo fue abandonado – sea inmediatamente de la caída de los regímenes políticos como en Europa Oriental, sea por el propio régimen, como en China o en Vietnam – sin ningún preaviso, ellos se encontraron inmersos en aquello que para muchos parecía ser la única alternativa disponible: el capitalismo globalizado, en su forma entonces predominante de capitalismo de libre mercado.
Las consecuencias directas en Europa fueron catastróficas. Los países de la ex Unión Soviética todavía no han superado sus repercusiones. China, para su suerte, escogió un modelo capitalista diferente al del neoliberalismo anglo-norteamericano, prefiriendo el modelo mucho más dirigista de las “economías tigres” o de asalto de Asia oriental, pero abrió el camino para su “gigantesco salto hacia adelante” con muy poca preocupación y consideración por las implicaciones sociales y humanas.
Ese período está casi a nuestras espaldas, así como el del predominio global del liberalismo económico extremo de matriz anglo-norteamericana, incluso cuando no sepamos cuales cambios implicará la crisis mundial en curso – la más grave desde los años 30 - cuando los impresionantes acontecimientos de los últimos dos años consiguieran superarse. Una cosa, en efecto, es desde ya muy clara: está en curso una alternancia de enormes proporciones de las viejas economías del Atlántico Norte al Sur del planeta y principalmente al Asia oriental.
En estas circunstancias, los ex Estados soviéticos (incluyendo aquellos todavía gobernados por partidos comunistas) están teniendo que enfrentar problemas y perspectivas muy diferentes. Excluyendo de entrada las divergencias de alineamiento político, diré solamente que la mayor parte de ellos continúan relativamente frágiles. En Europa, algunos están asimilando el modelo social capitalista de Europa occidental, aunque tengan una renta media per cápita considerablemente inferior. En la Unión Europea, también es probable prever el surgimiento de una doble economía. Rusia, recuperada en cierta medida de la catástrofe de los años ´90, está casi reducida a un país exportador, poderoso pero vulnerable, de productos primarios y de energías y fue hasta ahora incapaz de reconstruir una base económica mejor equilibrada.
Las reacciones contras los excesos de la era neoliberal llevaron a un retorno, parcial, a formas de capitalismo estatal acompañadas por una especie de regresión a algunos aspectos de la herencia soviética. Claramente, la simple “imitación de Occidente” dejó de ser una opción posible. Ese fenómeno todavía es más evidente en China, que desenvolvió con considerable éxito un capitalismo pos-comunista propio, a tal punto que, en el futuro, puede también ocurrir que los historiadores puedan ver en ese país el verdadero salvador de la economía capitalista mundial en la crisis en la que nos encontramos actualmente. En síntesis, no es más posible creer en una única forma global de capitalismo o de pos-capitalismo.
En todo caso, delinear la economía del mañana es tal vez la parte menos relevante de nuestras preocupaciones futuras. La diferencia crucial entre los sistemas económicos no reside en su estructura, sino más bien en sus prioridades sociales y morales, y éstas deberían ilustrar dos de sus aspectos de fundamental importancia a ese propósito.
Lo primero es que el fin del Comunismo comportó la desaparición repentina de valores, hábitos y prácticas sociales que habían marcado la vida de generaciones enteras, no sólo en los regímenes comunistas en sentido estricto, sino también los del pasado pre comunista que, bajo esos regímenes, en buena parte se habían protegido. Debemos reconocer cuan profundos y graves fueron el shock y la desgracia en términos humanos que fueron padecidos como consecuencia de ese brusco e inesperado terremoto social. Inevitablemente, serán necesarias varias décadas antes de que las sociedades pos-comunistas encuentren en la nueva era una estabilidad en su “modus vivendi”, y algunas consecuencias de esa desagregación social, de la corrupción, de la criminalidad institucionalizada podrían exigir todavía mucho más tiempo para ser derrotadas.
El segundo aspecto es que tanto la política occidental del neoliberalismo, como las políticas pos-comunistas que ella inspiró, subordinaron propositivamente el bienestar y la justicia social a la tiranía del Producto Interior Bruto (PIB): el mayor crecimiento económico posible, deliberadamente inequitativo. Haciendo esto, ellos minaron – y en los ex países comunistas hasta destruyeron – los sistemas de asistencia social, de bienestar, los valores y las finalidades de los servicios públicos. Todo ello no constituye una premisa de la cual partir, sea para el “capitalismo europeo con rostro humano” de las décadas posteriores a 1945, sea para satisfactorios sistemas mixtos pos-comunistas.
El objetivo de una economía no es el beneficio, sino el bienestar de toda la población. El crecimiento económico no es un fin, sino un medio para dar vida a las sociedades buenas, humanas y justas. No importa como llamamos a los regímenes que buscan esa finalidad. Importa únicamente cómo y con qué prioridades podremos combinar las potencialidades del sector público y del sector privado en nuestras economías mixtas. Esa es la prioridad política más importarte del siglo XXI.


Eric Hobsbawm es el decano de la historiografía marxista británica. Uno de sus últimos libros es un volumen de memorias autobiográficas: Años interesantes, Barcelona, Critica, 2003.
Traducción para http://www.sinpermiso.info/: Carlos Abel Suárez
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martes, 10 de noviembre de 2009

VERDADERAS INTENCIONES DEL ACUERDO MILITAR COLOMBIA-USA

Un documento oficial del Departamento de la Fuerza Aérea del Departamento de Defensa de Estados Unidos revela que la base militar de Palanquero, Colombia “garantiza la oportunidad para conducir operaciones de espectro completo por toda América del Sur”. Esta afirmación contradice las explicaciones dadas por el presidente Álvaro Uribe y el Departamento de Estado de EEUU sobre el acuerdo militar firmada el pasado 30 de octubre entre Washington y Colombia.
Los gobiernos de Colombia y EEUU han mantenido públicamente que el acuerdo militar se trata solamente de operaciones y actividades dentro del territorio colombiano para combatir el narcotráfico y el terrorismo interno. El presidente Uribe ha reiterado múltiples veces – incluso en la reunión de la UNASUR en Bariloche, Argentina – que su acuerdo militar con Washington no afectará a sus vecinos.
No obstante, el documento de la Fuerza Aérea de EEUU confirma lo contrario e indica que las verdaderas intenciones y objetivas detrás del acuerdo son para poder realizar operaciones militares a nivel regional para combatir la “amenaza constante…de los gobiernos anti-estadounidenses”.
El acuerdo militar entre Washington y Colombia autoriza el acceso y uso de siete instalaciones militares en Palanquero, Malambo, Tolemaida, Larandia, Apiay, Cartagena y Málaga. Adicionalmente, el acuerdo permite “el acceso y uso de las demás instalaciones y ubicaciones” por todo el territorio colombiano, sin restricciones. Junto con la inmunidad plena que este acuerdo otorga a los militares, civiles y contratistas estadounidenses que entrarán a territorio colombiano en el marco del convenio.
La autorización para que EEUU utilice cualquier instalación en el país, incluyendo a los aeropuertos comerciales, significa una entrega total de la soberanía colombiana. El documento de la Fuerza Aérea destaca la importancia de la base militar de Palanquero y habla sobre la necesidad de invertir 46 millones de dólares para acondicionar la pista aérea, las rampas y varias otras instalaciones de la base para convertirla en una Localidad de Cooperación en Seguridad (CSL) de EEUU. “Estableciendo una Localidad de Cooperación en Seguridad (CSL) en Palanquero apoyará la Estrategia de Postura del Teatro del Comando Combatiente (COCOM) y demostrará nuestro compromiso con la relación con Colombia.
El desarrollo de este CSL nos da una oportunidad única para las operaciones de espectro completo en una sub-región crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante de las insurgencias terroristas financiadas por el narcotráfico, los gobiernos anti-estadounidenses, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales…”
No es difícil imaginar cuales gobiernos en Suramérica son considerados por Washington como “anti-estadounidenses”. Sus constantes declaraciones agresivas contra Venezuela y Bolivia, e incluso Ecuador, comprueban que son los países del ALBA que son percibidos por Washington como una “amenaza constante”. De clasificar un país “anti-estadounidense” es considerarlo un enemigo de Estados Unidos. Bajo este contexto, es lógico pensar que EEUU reaccionaría frente a una región llena de “enemigos” con una agresión militar.

LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO ES SECUNDARIA
Según el documento, “El acceso a Colombia profundizará la relación estratégica con los Estados Unidos. La fuerte relación de cooperación en seguridad también ofrece una oportunidad para conducir operaciones de espectro completo por toda Suramérica, incluyendo el apoyo para las capacidades de combatir el narcotráfico.” Aquí es evidente que la lucha contra el narcotráfico es un asunto secundario. Este hecho contradice las explicaciones dados por los gobiernos de Colombia y Washington que han intentado aparentar que el objetivo principal del acuerdo militar es para combatir el narcotráfico. El documento de la Fuerza Aérea prioriza a las operaciones militares continentales necesarias para combatir “amenazas constantes”, como los gobiernos “anti-estadounidenses” en la región.

PALANQUERO ES LA MEJOR OPCIÓN PARA EL ALCANCE CONTINENTAL
El documento de la Fuerza Aérea explica que “Palanquero es sin duda el mejor lugar para invertir en el desarrollo de la infrastructura dentro de Colombia. Su ubicación central está dentro del alcance de los áreas de operaciones…en la región…y su ubicación aislada ayudará…a minimizar el perfil de la presencia militar estadounidense. La intención es utilizar la infrastructura existente... mejorar la capacidad de EEUU para responder rápidamente a una crisis y asegurar el acceso regional y la presencia estadounidense…Palanquero ayuda con la misión de movilidad porque garantiza el acceso a todo el continente de Suramérica con la excepción de Cabo de Hornos…”

ESPIONAJE Y GUERRA
Adicionalmente, el documento de la Fuerza Aérea confirma que la presencia militar estadounidense en Palanquero – Colombia - aumentará las capacidades de espionaje e inteligencia, y permitirá a las fuerzas armadas estadounidenses aumentar sus capacidades para ejecutar una guerra en Suramérica. “El desarrollo de [la base en Palanquero] profundizará la relación estratégica entre EEUU y Colombia y está en el interés de las dos naciones… [La] presencia también incrementará nuestra capacidad para conducir operaciones de Inteligencia, Espionaje y Reconocimiento (ISR), mejorará el alcance global, apoyará los requisitos de logística, mejorará las relaciones con socios, mejorará la cooperación de teatros de seguridad y aumentará nuestras capacidades de realizar una guerra expedita.”
El lenguaje de guerra de este documento evidencia las verdaderas intenciones detrás del acuerdo militar entre Washington y Colombia: están preparándose para una guerra en América Latina. Los últimos días han estado llenos de conflictos y tensiones entre Colombia y Venezuela. Hace días, el gobierno venezolano capturó tres espías del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia – su agencia de inteligencia y espionaje – y descubrió varias operaciones activas dirigidas a la desestabilización y el espionaje contra Cuba, Ecuador y Venezuela. Las operaciones Fénix, Salomón y Falcón, respectivamente, fueron reveladas por documentos que encontraron junto a los funcionarios capturados del DAS. Hace dos semanas, también fueron hallados 10 cadáveres en el estado Táchira por la frontera con Colombia. Luego de realizar las investigaciones pertinentes, el gobierno venezolano descubrió que los cuerpos pertenecían a un grupo de paramilitares colombianos que se habían infiltrado a territorio venezolano. Esta peligrosa infiltración paramilitar desde Colombia forma parte de un plan de desestabilización contra Venezuela que busca crear un para-estado dentro del territorio venezolano y asi debilitar al gobierno del Presidente Chávez. El acuerdo militar entre Washington y Colombia sólo aumentará esta tensión y violencia regional.
Ahora con la información revelada en el documento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos se hace evidente – sin duda ninguna – que Washington esta buscando promover una guerra en Suramérica, utilizando a Colombia como su base de operaciones. Frente a esta declaración de guerra, los pueblos de América Latina tienen que mostrar unidad y fuerza. La integración latinoamericana es la mejor defensa contra la agresión imperial. [i] El documento del Departamento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos fue redactado en mayo 2009 como parte de la justificación del presupuesto para el 2010 enviado por el Pentágono al Congreso estadounidense. Es un documento oficial de la Fuerza Aérea y reafirma la veracidad del Libro Blanco: La Estrategia de Movilidad Global del Comando Aéreo de la Fuerza Aérea de EEUU que fue denunciado por el Presidente Chávez durante la reunión de la UNASUR en Bariloche el 28 de agosto pasado. He puesto el documento y la traducción no-oficial de los segmentos sobre la base de Palanquero en la página web del Centro de Alerta para la Defensa de los pueblos, un espacio que estamos construyendo para asegurar que las denuncias e información estratégica estén disponibles para que los pueblos puedan defenderse con contundencia frente a la constante agresión imperial. (EG) Documento original en inglés: http://www.centrodealerta.org/documentos_desclasificados/original_in_english_air_for.pdf Traducción no oficial al español: http://www.centrodealerta.org/documentos_desclasificados/traduccion_del_documento_de.pdf

domingo, 8 de noviembre de 2009

"NO CONSIGO IR POR EL MUNDO TIRANDO LAS COSAS"

(Por Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo)


Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé.
A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. ¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces. ¡Nos están fastidiando! ¡Yo los descubrí! ¡Lo hacen adrede! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros? Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura! ¡Lo juro! ¡Y tengo menos de...años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII). No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De "por ahí" vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el "guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo", pasarse al "compre y tire que ya se viene el modelo nuevo". Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡Toooodo! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos. ¡Cómo guardábamos! ¡Tooooodo lo guardábamos! ¡Guardábamos las tapas de los refrescos! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! ¡Las cosas que usábamos!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía "éste es un 4 de bastos". Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden "matarlos" apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡ni a Walt Disney! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: "Cómase el helado y después tire la copita", nosotros dijimos que sí, pero, ¡minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡Ah! ¡No lo voy a hacer! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour. E.G.

EL COLMO DE LA BABOSERÍA

(Escribe Pulgonzo)

No bien terminada la tranquila y bien documentada intervención del candidato liberal Rafael Pardo en el consejo comunitario de Uribe, la semana que termina, en Putumayo, apareció el secretario de prensa de la Casa de Nari, cumpliendo órdenes de su jefe el presidente, diciendo que Pardo había intervenido gracias a la magnanimidad del primer inquilino de la nación, que es, al fin y al cabo, quien manda en esos consejos.

Se necesita tener un pobre concepto de todos los colombianos adultos para tratar de hacernos creer que el candidato liberal había intervenido porque Uribe, en un gesto de nobleza, lo había invitado.

Sabemos que fue el Consejo Nacional Electoral el que ordenó que se le diera a Pardo la oportunidad de intervenir sobre la política agraria del actual gobierno y el programa conocido como Agro Ingreso Seguro, en el mismo tiempo y condiciones que Uribe le concedió a Uribito, su clon, el 17 de octubre, cuando este se despachó contra sus acusadores, entre ellos Pardo, con ese tonito prepotente y despectivo que se gasta, igualito el de su jefe.

Pardo pidió iguales condiciones propagandísticas para responderle a Uribito y el Consejo Nacional Electoral actuó en respuesta a su demanda. De manera pues que Uribe lo que hizo fue obedecer el mandato del Consejo Nacional Electoral. Y esto ya es mucho.

En 18 minutos, el tiempo que le fue concedido, Pardo fue directo y manejó bien las cifras ya conocidas desde el debate que el senador del Polo, Jorge Robledo, le hizo al ministro actual Andrés Fernández en el senado la semana pasada y cuya culminación está pendiente.

Pardo fue adobando con preguntas muy difíciles de responder. Como, a quién se le ocurre que Sarmiento Angulo, el dueño del grupo Aval, necesite una ayudita del gobierno para trabajar el agro, o que la necesiten los propietarios de los ingenios Manuelita y Mayagüez. Y que el ministro haya corrido solícito a otorgarles unos cuantos millones de pesos a estos abnegados labriegos. Y redondeó Pardo con que la política de agro ingreso seguro no debe ser reelegida, por ineficaz, injusta y antisocial.

Ya sabemos que la mayoría de los asistentes a los consejos comunitarios de Uribe son sus lagartos y servidores. Pero ya es el colmo que un exdecano de una escuela de periodismo afamada, que hoy funge de secretario de prensa, sea tan baboso. Aunque babas ya se le habían notado antes.