jueves, 26 de febrero de 2009

Colombia necesita una izquierda democrática fuerte

Por Alejo Vargas*

La realización del congreso del Polo Democrático Alternativo (PDA), es una buena oportunidad para reflexionar acerca de la necesidad de contar con una izquierda democrática sólida y del importante papel de la oposición en una democracia; sin duda el PDA es una de las expresiones más importantes de la izquierda política en los momentos actuales. Más allá de las tensiones internas, que por lo demás son normales en toda fuerza política, lo deseable es que logren transitarlas y continúen su proceso de consolidación como oposición política institucional. Pero ojalá no solamente piensen en actuar como un partido de oposición, sino que efectivamente se constituyan en una opción de gobierno, y para ello no es suficiente con desearlo, sino lograr sintonizar sus propuestas y su actuar político con las mayorías nacionales.La democracia, hay que insistir en ello, no es solamente un juego de mayorías y minorías -esto puede simplemente derivar en un 'ahogamiento' de las minorías-, sino reglas del juego estables que no se estén modificando y garantías de derechos de expresión para las minorías. Sino pueden terminar los partidos negando en su vida interna, lo que se predica y exige para el nivel nacional. Ahí hay un desafío a superar.No hay que olvidar el importante papel que cumple una fuerza política de oposición en una democracia (no importa si es de derecha o de izquierda), porque es un control político indispensable, una alternativa de gobierno futuro y una forma de canalizar de manera institucional el descontento que todo gobierno normalmente genera en algunos sectores de la sociedad. Por ello los gobiernos deben no sólo garantizar su ejercicio, sino velar porque éste se pueda desarrollar sin un ambiente que ponga en riesgo su propia existencia y la de sus miembros; es decir, debe actuar lealmente. Cosa igual debe hacer la oposición, en el sentido de no acudir, bajo ninguna circunstancia, a métodos extralegales para su actuar político.En un país como Colombia, en el cual la relación entre política y violencia ha estado tan presente en su devenir histórico, es fundamental lograr que la lucha por el poder político se institucionalice y para ello es básico que existan fuerzas políticas que representen los diferentes sectores del espectro político desde la derecha, pasando por el centro, hasta la izquierda, con una característica que debe ser irrenunciable, no se puede aceptar el recurso de la violencia para conseguir objetivos políticos; la violencia debe estar monopolizada en las instituciones estatales. Esto es indiscutible para la izquierda política (también la derecha, por supuesto) y no puede tenerse al respecto ninguna ambigüedad.Hoy día, con un gobierno de centro-derecha, la consolidación de una izquierda democrática es un imperativo para la democracia colombiana. Pero igualmente es fundamental que partidos que se reclaman de centro-izquierda como el Liberal y también los de la coalición de gobierno, logren avanzar en su consolidación como fuerzas políticas organizadas y estables, con propuestas y candidatos que le permitan a los electores en los futuros debates electorales poder escoger sus opciones.América Latina ha sido una región fértil para el surgimiento y mantenimiento en el poder de caudillos, que tienden a ser vistos por sectores de la sociedad como los 'salvadores' de algo y argumentos nunca faltan. El antídoto para el caudillismo, tan recurrente en la región, es tener un sistema de partidos consolidados que puedan darle continuidad a las políticas públicas si los ciudadanos renuevan su mandato, más allá de los personalismos de sus dirigentes. O permitir que nuevas opciones sean gobierno si las que están en desarrollo muestran su agotamiento.Ojalá los dirigentes del PDA puedan avanzar en su consolidación partidista y en tramitar sus normales diferencias, porque sin duda son importantes y necesarios para nuestra democracia.
*Profesor Universidad ional.

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