sábado, 13 de junio de 2009

INQUIETUDES COMPARTIDAS A PARTIR DE UNAS RESPUESTAS DE DANILO ZOLO


(Escribe Pulgonzo)

Cuando uno repasa la historia de las ideas políticas se vuelve a encontrar con que el Estado es una construcción de quienes pensaban que éste sería la herramienta idónea para resolver con justicia los conflictos surgidos entre los distintos grupos sociales y entre los individuos de esos grupos. Igualmente, que los funcionarios de ese Estado eran elegidos por los ciudadanos.

Estado y funcionarios elegidos o nombrados recibían entonces la autoridad necesaria para actuar sobre los ciudadanos, a fin de poder cumplir con las funciones encomendadas por los electores, que habían optado por un tipo de Estado y ciertos funcionaros. "Elemental mi querido Watson".

Por ninguna parte aparece, sin embargo, que los ciudadanos terminen siendo esclavos de las exigencias del Estado y sus funcionarios, sin que ello niegue la autoridad y el poder de éste y éstos. Y aún mas, son los ciudadanos quienes tienen el derecho y el deber de vigilar a los funcionarios, que ejecutan las funciones del Estado. De vigilarlos y controlarlos.

Pero ahora resulta que la relación entre elegidos y electores se invirtió. Los elegidos controlan a sus electores mediante el uso de los medios de comunicación masiva, como lo advierte bien Norberto Bobbio, citado para el caso por el notable filósofo italiano Danilo Zolo, su intelocutor, en la obra titulada "L´alito della libertá. Su Bobbio".

El poder monopólico de los medios -dice Zolo- mata la democracia y la transforma en una tiranía "videocrática" en la que pierde su sentido lo más sutil de la libertad, que es la "autonomía cognitiva de los ciudadanos". Es decir, su libertad personal de conocer, de informarse. Aquí vale la pena recordar que no es lo mismo que uno se informe a que lo informen. "Se hace necesario -remata Zolo- un nuevo aliento de la libertad".

Lo anterior le recuerda a uno que autonomía es la posibilidad de optar sobre pequeños y grandes asuntos, en la vida cotidiana. Posibilidad que resulta constreñida por factores externos a la persona e internos propios de su carácter. Y que la persona, consciente de tales constreñimientos, está en la obligación de enfrentarlos y combatirlos, si quiere seguir siendo más persona.

Entre los factores externos puede estar alguien, individual o colectivo, que impida físicamente ejercer nuestra autonomía. Que me ate las manos para que no escoja entre un banano o una naranja. Perdón por un ejemplo tan pedrero. Y entre los factores internos puede haber ideas preconcebidas, instintos, emociones, sentimietos, conductas, ignorancia, que me hagan optar por el banano cuando lo que mi organismo biológico necesita es la naranja. Me dejo llevar por el deseo, ingorando la necesidad de vitamina C, para seguir con el ejemplo. Pero es que tampoco tengo información sore el efecto de la carencia de esa vitamina en ciertas partes de mi cuerpo, que se debilitan por ello. También elemental: para poder optar, para ejercer mi autonomía, necesito más información, más conocimiento que emociones. Información sobre mis carencias (necesidades) materiales, sicológicas, espirituales, y sobre las necesidades y problemas del medio que me circunda. Con suficiente información podré participar en la discusión sobre posibles soluciones, optar por la mejor solución y actuar para ponerla en práctica.

Y ahora es que entendemos el papel importante de los medios de comunicación de masas: Informar sobre nuestra realidad y promover nuestra necesidad de conocer, de manera que se nos posibilite optar con conciencia por las mejores soluciones para nosotros y los que son como nosotros.

Terminando vuelvo a Zolo, para compartir lo que este catedrático de derecho de la Universidad de Florencia y contertulio de Dobbio dice al respecto: "La comunicación política, dominada por el código televisivo del éxito y la espectacularidd de la personalización, tenderá a vaciarse aún más de contenidos argumentativos y racionales y alimentar nuevas formas de delegación plebiscitaria"
(Piensa uno que estaba esribiendo sobre la situación colombiana).

(Además de la obra sobre Bobbio, citada, Zolo es autor de "Cosmópolis" y "La justicia de los vencedores")

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