sábado, 1 de mayo de 2010

LA PAZ, DESTERRADA POR LOS CANDIDATOS





Por Cristóbal González

La paz ha sido desterrada del lenguaje de los candidatos. Y lo peor, de muchos colombianos en los que ha calado el discurso guerrerista de Uribe.

Muy pocos de los presidenciables, y en contadas ocasiones, incluyen la palabra Paz en sus peroratas. Parece una mala palabra para ellos. Y algunas encuestas indican que apenas un 2% de los encuestados considera prioritaria la paz.

Pero hay más. La seria e importante propuesta de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), resumen de un trabajo arduo adelantado en más de 130 municipios con unos 15.000 líderes sociales, religiosos, políticos, gremiales etc., fue recibida friamente por los candidatos.

El Acuerdo Nacional por la Paz y la Reconciliación es la culminación de los esfuerzos de la Conferencia Episcopal Colombiana en el seno de la CCN, junto a otras organizaciones y personas comprometidas con la idea de una paz negociada en Colombia y no impuesta por las armas.

Ese acuerdo resume el compromiso de aportar soluciones más allá de las coyunturas políticas, subordinadas a los propósitos nacionales, independientes de intereses grupales o particulares, propiciadoras del establecimiento de la verdad , que preserven la memoria y la reparación de las victimas y que consideren criterios de desarrollo humano sostenible para la construcción de una sociedad justa.

Los participantes se propusieron como metas: a) Construir unos mínimos de paz y reconciliación y presentarlos a los candidatos, esperando que éstos los incluyan en sus planes de gobierno y los conviertan más tarde en políticas de Estado; b) Aportar al gobierno y a los actores armados ilegales nuevos mecanismos y escenarios para ambientar diálogos de paz; c) Construir un marco ético y legal para una política de paz del Estado; d) Fortalecer las iniciativas locales, regionales y nacionales de paz y construcción de país, buscando espacios de articulación y f) Acentuar las políticas educativas que incrementen la cultura democrática y la participación activa de los ciudadanos en la construcción de escenarios de convivencia, tolerancia y resolución pacífica de conflictos en el marco de respeto y promoción de los derechos humanos. Puntualizan así su triple agenda: Social, política y pedagógica.

La respuesta de los presidenciables no pudo ser más desalentadora. Evidenciando que continúan con el planteamiento de que a los alzados en armas hay que acabarlos a bala allí donde estén. Así la recogió El Tiempo de hoy sábado. Noemí: "La política de negociación no cabe en este momento". Vargas Lleras: "En algunos apartes pretende justificar la violencia por las dificultades que tenemos en el campo social. Por eso no la suscribo". Mockus: "La política de reconciliación que conduzca a la negociación no debe pensarse sólo desde las Farc". Petro: "Las reformas democráticas no se negocian con los actores de la violencia. Pardo: "Sólo tiene sentido si las Farc responden primero". Santos: "La propuesta hará parte de nuestra agenda de trabajo".

Como si las Farc hubieran elaborado el documento, como si hubieran participado y nadie más lo hubiera hecho, como si fueran los únicos agentes de la violencia, Y la respuesta de Santos, por boca de Angelino, es apenas oportunista. No puede creerse de otra manera ante las continuas manifestaciones del candidato sobre su preferencia por la vía armada para solucionar conflictos, refrendada ahora por su vice Angelino.

Mientras tanto, siguen amenzando al director del CINEP sacerdote jesuita Giraldo y la ONU, la OEA, la Cruz Roja y otros organismos internacionales denuncian que en Colombia aumentan las violaciones de los derechos humanos y el conflicto se acentúa entre nosotros y con los vecinos, como nefasto valor agregado.

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