martes, 21 de abril de 2009

Las resurrección de "Viridiana"

El plato fuerte en el festival de cine de Málaga (España) es la exhibición de una copia tecnicamente mejorada de "Viridiana", obra del director aragonés Luis Buñuel, protagonizada y producida por la mexicana Silvia Pinal. En esta crónica se cuentan detalles simpáticos sobre los inconvenientes de la película por la férrea censura franquista, que impidió estrenarla oportunamente en España mientras triunfaba en Francia:

Hace poco menos de medio siglo que Luis Buñuel parió Viridiana (1961) y obviamente va a ser lo mejor que se vea este año en Málaga. El festival ha recuperado el filme del genio aragonés con sonido restaurado, dentro de la sección oficial bajo el lema La película de oro. Y para hablar de él estuvieron ayer en Málaga Silvia Pinal y Margarita Lozano, como supervivientes del reparto; Asunción Balaguer (viuda de Paco Rabal y madre de Teresa Rabal, ambos intérpretes en el filme), Juan Luis Buñuel (hijo del maestro y asistente de dirección en Viridiana) e Ian Gibson, que remata en estos momentos una biografía sobre el cineasta más vigoroso y rompedor que ha dado el cine español.

El filme fue proyectado bajo el lema 'La película de oro' del festival. Viridiana bien lo merecía: ha sido la única Palma de Oro en castellano de la historia, se estrenó 25 años más tarde en España, a Franco le costó varios disgustos y aún hoy se oye la expresión "Os voy a hacer una fotografía con una cámara que me dio mi madre", que Lola Gaos suelta, mientras se levanta la falda, al grupo de mendigos que escenifican la última cena.

Cualquier charla sobre Viridiana rota alrededor de la mexicana Silvia Pinal. Por dos razones: una, porque ella no dejaría que otro le quitara el protagonismo; y segundo, porque Pinal -que también rodó con don Luis El ángel exterminador y Simón del desierto- efectivamente no sólo encarnó a la ex novicia a quien intenta seducir su tío y acaba en brazos de su primo, sino que ella arrancó la producción y puso la pasta.

"Conocí a don Luis en una entrega de premios en México años antes y quise levantar para él Tristana, que acabaría filmando una década más tarde. No pude, seguí trabajando, me casé con el empresario de muebles Gustavo Alatriste, le ayudé a cimentar su negocio, y en correspondencia un día me preguntó qué deseaba que hiciera por mí. Lo tenía claro: producir un filme a don Luis".

Pinal vino a España, llamó a Paco Rabal, que justo esa tarde se reunía con Buñuel en el bar del hotel Plaza, y la mexicana se fue a verle. "Le dimos carta blanca, nos hicimos amigos, mi hija se llama Viridiana y don Luis fue su padrino", y estalla en carcajadas a sus espléndidos 67 años. A su lado, Juan Luis Buñuel asiente: "Franco mandó quemar todas las copias. Yo me llevé a escondidas el negativo a Barcelona, lo escondí entre los capotes de un torero para cruzar la frontera, y pude revelar el filme en París". La película se convirtió en una obra apátrida, sin nacionalidad, lo que imposibilitó sus ventas internacionales, para desesperación del matrimonio Alatriste-Pinal.

Durante años Pepe Ayuso, el operador, realizó proyecciones secretas del filme en Barcelona, pero eso es adelantarse a los acontecimientos, porque antes tuvieron que cambiar el final y triunfaron en Cannes. Buñuel recuerda cómo su padre decidió, para acallar la censura, poner a Paco Rabal, a Pinal y a Margarita Lozano a jugar al tute -"eso sí, con las puertas de la habitación abiertas"- en la secuencia final, y los censores se tragaron aquel ménage à trois entre el señorito, su prima la ex novicia y la criada. En Cannes apareció José Muñoz Fontán, el director general de Cinematografía de la época, a recoger la Palma de Oro, y cuando aterrizó en el aeropuerto de Barajas se encontró destituido. L'Osservatore Romano la había puesto a caldo, y Franco prohibió su estreno".

En España no llegó a las pantallas hasta el Sábado de Gloria de 1977, el mismo día en que se legalizó el Partido Comunista. Buñuel hijo recordó que el vestuario de los pobres -la mitad reales, la mitad actores- era real, "desinfectado, pero no lavado", y que existe santa Viridiana. Ian Gibson encontró en la película referencias a Pérez Galdós y al Romancero gitano de Federico García Lorca, y rescató una frase que Buñuel le dijo a Max Aub: "En Viridiana hay una línea subterránea relacionada con el deseo".

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