domingo, 4 de octubre de 2009

EL NUEVO CANCIONERO. A PROPÓSITO DE LA MUERTE DE MERCEDES SOSA


(Escribe Pulgonzo)
Se nos fue La Negra. Mercedes Sosa, por supuesto. Una cantora, no una cantante. Ni mucho menos una estrella como las que desde el firmamento del "show business" nos venden como grandes artistas, son o se consideran embajadores de autócratas y tiranuelos de turno y hasta se proclaman adalides de la paz. De cualquier paz. Especialmente de una paz en abstracto, sin justicia social.
Mercedes era embajadora de los pueblos oprimidos. Y gran figura del movimiento del Nuevo Cancionero Argentino, antecedente del movimiento de la Nueva Canción Latinoamericana. Cuyos cultores le cantan al hombre y a la mujer reales, en sus paisajes reales, a su drama y sus luchas y a sus instrumentos de trabajo. Lejos de los paisajes de tarjeta postal y, por ejemplo, "mujeres divinas", etéreas, inalcanzables, ángeles en fin. Acompañados con las músicas populares de cada país.
Alguna vez le preguntaron a Horacio Guarany, uno de sus cultores, por la diferencia entre un cantor y un cantante. Y respondió: "Cantante es el que tiene con qué cantar. Cantor es el que tiene por qué cantar". Claro. El primero tiene recursos económicos y tecnológicos. Una maquinaria del negocio de la música a su disposición, con inteligente y hábil "manager" a la cabeza. Y puede que no cante nada o muy poco. Para disfrazar sus falencias está la
publicidad. El segundo tiene sobre todo motivos para cantar. Su historia y la de los que son como él lo inspiran. Mercedes tuvo motivos para cantar. Y cuando grabó con grandes disqueras no se dejó imponer los criterios comerciales sino que impuso los suyos, artísticos sore todo. Y la aceptaron así porque ya era famosa entre los públicos populares y olieron que allí había un buen potencial de ventas." Con los poderosos se puede tratar cuando uno sea poderoso" dijo alguna vez Mao Tse Tung.
Otra folclorista, Nancy Torrealba, contestó a su vez cuando le preguntaron lo mismo que a Guarany: "El cantante canta lo que aprende, y el cantor sabe lo que canta. No es lo mismo". Claro que nos es lo mismo. El uno repite y repite. El otro tiene conciencia de lo que dice y por eso arriesga todo. Hasta su libertad, su vida y su patria. Victor Jara murió por cantar lo que sabía. Por eso lo asesinaron en Chile, después de aplastarle las manos para que no tocara más la guitarra. Su arma que disparaba canciones para que la gente también supiera de su propio drama. La mayoría de los cantores tuvo que exiliarse, pues en sus países los persiguieron sin tregua. La misma Mercedes tuvo que irse con sus canciones a Francia y a España durante la dictadura de los generales. Sus canciones fueron prohibidas entonces en Argentina. Y en Colombia durante el gobierno de Turbay Ayala, el mismo precursor de la Seguridad Democrática, tan cantada ahora por varios cantantes.
El Nuevo Cancionero
El antecedente más inmediato de la nueva canción latinoamericana es el movimiento del Nuevo Cancionero Argentino, que lanzó su manifiesto fundacional en 1963. Sus autores reconocen el papel histórico del tango como la música del pueblo, sobre todo de los porteños. Pero advierten como cuando la industria disquera y cinematográfica se lo tragan, el tango deja de ser expresión
popular para retratar imágenes de postal para turistas, del borracho al lado del farolito por ejemplo, olvidando el drama de las gentes marginadas.
El manifiesto va firmado por Mercedes Sosa y, además, por Tito Francia, Oscar Mateus, Armando Tejada Gómez, Victor Gabrel Nieto, Martín Ochoa, David Caballero, Horacio Tusoli, Perla Barta, Chango Leal, Graciela Lucero, Clide Villegas, Emilio Crosetti y Eduardo Aragón. Ninguna estrella, todos cantores de verdad.
Ellos expresan en su documento que el resurgimiento de la música popular nativa "es una toma de conciencia del pueblo argentino". Y advierten sobre el peligro de que este trabajo "se pierda en el tráfago de los intereses creados y paralizantes". Proponen "que no se le escamotee
ni al artista ni a su pueblo esta toma de conciencia" y que "se exprese la realidad sin concesiones ni deformaciones". Dicen además que denunciarán "toda producción burda y subalterna que,con finalidad mercantil, intente encarecer tanto la inteligencia como la moral de nuestro pueblo". Y agregan que lucharán "por convertir la presente adhesión del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural inalienable". Pero advierten que buscarán "la comunicación, el diálogo y el intercambio con artistas y movimientos similares de América Latina". Y Mercedes fue fiel al espíritu y a la letra de su manifiesto hasta el final.
Hace poco leí que la mayoría de presos políticos del continente tarareaban la canciones de Mercedes. Sentían que los interpretaba. Y también leí en su momento que Salvador Allende consideraba que sin canciones no había revolución.
Qué pensarán nuestros juanes, si es que piensan.
(Ver Manifiesto Fundacional del Movimiento del Nuevo Cancionero)
Cristóbal González.-






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