jueves, 31 de diciembre de 2009

EL INJUSTO MECANISMO PARA EL SALARIO MÍNIMO

(Escribe Pulgonzo)

Por octava vez consecutiva el salario mínimo ha sido establecido mediante decreto. Ahora quedó en 3.64 por ciento y la semana pasada, cuando se especulaba que por ahí quedaría, el famoso ministro de seguridad social dijo algo así como que el gobierno estaba botado, de manirroto, pensando en aumentar lo que aumentó.

Mientras tanto, ya se anuncian aumentos de servicios, la energía 5.0% por ejemplo, matrículas escolares, peajes, servicios de notarias, cuotas moderadoras de servicios de salud etc., por encima del aumento oficial.

Se estableció así alegando que la inflación estuvo por debajo y que si se aumenta más el mínimo se frenaría la creación de empleo.

Pero resulta que en estos ocho años de aumentos decretados y levemente superiores a la inflación, el empleo no ha crecido y los salarios han perdido valor. De manera que los antecedentes no son una base cierta para seguir con el infundio.

Por el contrario, expertos economistas como Eduardo Sarmiento advierten que si aumentan los ingresos de los trabajadores aumentan la capacidad adquisitiva, el consumo y la demanda, llevando entonces al aumento de la producción y la oferta, lo que exige emplear más gente. Resulta lógico.

Se advierte además un vicio en el mecanismo para negociar cada año los aumentos salariales. Supuestamente, la discusión se da entre trabajadores y empleadores, siendo el tercero, el gobierno, apenas un árbitro. Engaño total.

Como en estas discusiones están en juego los intereses del capital y del trabajo, los empresarios capitalistas llegan a la discusión a defender lo suyo con garras y los trabajadores a lo mismo. Y el árbitro, el gobierno, elegido con la ayuda de los dueños del capital para que defienda sus intereses, interviene a favor de los empresarios. Ni más faltaba.

A veces parecen ponerse de acuerdo empleadores y gobierno para que no haya ninguna definición y dejarle entónces la decisión al último, que se luce con un punto más y aparece magnánimo, ganando apoyo de algunos trabajadores despistados.

En otras palabras, en la discusión se enfrenta uno contra dos. Los trabajadores contra los empresrios y el gobierno. Qué tal esa negociación.

Entre otras cosas, por eso es que la discusión se queda en el aumento salarial y no toca para nada, como muchas veces pretenden los negociadores de los obreros organizados, las causas estructurales de la explotacion del trabajo por el capital.

Más de 4 millones de colombianos que reciben el salario mínimo son afectados directamente por estas decisiones injustas. Pero hay algo más, muchos patrones ni siquiera cumplen con la ley y pagan por debajo de lo establecido y sin garantías sociales ni obligaciones de ningún tipo.

Por otra parte, las fuerzas laborales han sido disminuidas, debilitadas, por medidas reaccionarias. Desde represión brutal de las protestas legales hasta atentados de todo tipo contra líderes sindicales, más leyes regresivas que han desmontado derechos y garantías conquistados en muchos años con árduas y justas luchas.

Asi las cosas , las organizaciones obreras son poco beligerantes hoy y sus fuerzas están dispersas, además de haber perdido muchos de sus nexos con otros sectores de la sociedad, debilitando de paso la lucha por sus derechos y los del pueblo en general, garantizados en las constituciones liberales de los estados modernos de derecho.

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