martes, 2 de marzo de 2010

LA CULEBRA ESTÁ VIVA

(Escribe Cristóbal González)

En la mitología antigua figura un personaje que ahora recuerdo y asocio con los últimos acontecimientos políticos en Colombia: La Hidra de Lerna.
Se trataba de un monstruo con figura de serpiente y muchas cabezas, al que si le mochaban una otra le aparecía. Decían los poetas que las mantenía en constante movimiento, al punto que por eso ningún pintor podía representarla.
Vivía en el lago Argolid, debajo del cual estaba la entrada al mundo subterráneo, que ella guardaba.
Apartándonos del mito y cayendo en la cruda realidad colombiana, nos encontramos con el uribismo y su nefasta seguridad democrática, la hidra política de aquí y ahora. Vive en el lago putrefacto de la corrupción y también guarda la entrada al inframundo del narcotráfico, el paramilitarismo, los "falsos positivos", el clientelismo, el agroingresoseguro y un largo etcétera de lo peor que nos pueda ocurrir. Nadie o muy pocos han podido burlar sus vigilancia y bajar a investigar en las negras aguas de su lago.
La Hidra acaba de sufrir un duro golpe, es cierto. Le dieron en la torre como dicen los muchachos. Acabaron con los sueños de reelección de su cabeza principal, pero las otras cabezas siguen vivas. De manera que no podemos bajar la guardia y cantar victoria a destiempo. Si, Uribe no volverá a la "casa de nari", su lago Argolid; pero las otras cabezas del uribismo juran que llevarán su política hasta las últimas consecuencias, que da horror imaginar. Con razón muchos dicen en la calle que no se sabe quién es peor entre Uribe y Santos, por ejemplo. Pero muy atrás no se quedan Vargas Lleras, Nohemí, "La Generala" Ramírez o Arias "alias Uribito", el otro ungido después de Santos. La Corte ya hizo lo suyo. Ahora nos toca a quienes tenemos una pizca de conciencia sobre lo que realmente ocurre aquí, hacer todo lo posible por aplastar las otras cabezas de la hidra.
A Uribito Arias por ejemplo lo podemos frenar en la consulta conservadora. Entre quienes compiten allí hay mejores opciones si pensamos en una paz negociada en Colombia, en un acuerdo humanitario, en mejorar nuestras relaciones internacionales, todo lo cual necesita apoyos transparentes.
Recordemos, la hidra está viva. Pero podemos aplastarla.

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