jueves, 22 de abril de 2010

LO QUE COMEMOS TAMBIEN CALIENTA LA TIERRA

Por Cristóbal González

Celebramos el Día de la Tierra y se nos viene a la memoria el problema grave del calentamiento global. Generalmente escuchamos consejitos, tips les llaman elegantemente, para ahorrar energía y por esa vía evitar el calentamiento. Son importantes desde luego, pero el problema es tambien político.

Casi muy pocos le dan la importancia necesaria al sistema agroindustrial como agravante de este problema, cuyos efectos ya sentimos en todo el mundo. Los expertos y estudiosos en cambio sostienen que el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la producción de la agroindustria, que, entre otras cosas, ha cambiado nuestros hábitos alimenticios y nos dice qué comer.

Destacan sobre todo: a) El transporte de alimentos, que en la medida en que cubra mayores distancias será más consumidor de energía y por tanto más contaminante. Hoy encontramos por ejemplo que en Colombia comemos arroz importado desde Tailandia y jurel enlatado en China.b) La deforestación para la agroganadería es otro agravante del problema; las noticias nos informan sobre la pérdida de selva amazónica para abrir potreros y criar reses. c) El manejo de suelos agrarios con tecnologías consumidoras de mucha energía, en vez de la hechura manual de hoyos para sembrar. d) La utilización de fertilizantes sintéticos, grandes consumidores de energía para su producción y transporte.f) La fabricación de piensos industriales, que consumen energía por lo mismo que los anteriores. g) La destrucción de los mercados locales, que atienden las necesidades de la población a bajo costo porque no necesitan transportar a grandes distancias.

Todo lo anterior constituye el núcleo de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Hay que destacar en la industria procesadora y distribuidora de alimentos los componentes de empaque, transporte, refrigeración y comercialización, como grandes aportantes en el marco de todo el sistema.

Se puede concluir entonces que el actual sistema de producción y consumo industrial es un enorme consumidor de energía contaminante y por esa vía un aportante principal al agravamiento del calentamiento global, a la destrucción del medio ambiente y a la destrucción de las comunidades rurales, debiéndose éstas desplazar muchas veces a los medios urbanos, agudizando allí los problemas propios.

La información obtenida de serias investigaciones indica tambien el fracaso evidente de un modelo de desarrollo basado en el consumo de energía fósil (petróleo y gas), sobreproducción y libre comercio, que se incrementa e impone mediante tratados internacionales.

Mientras en los países desarrollados este es un problema de primer orden, entre nosotros ninguno de los flamantes aspirantes a heredar a Uribe dice nada consistente en este sentido. Con cualquier cosa salen cuando algún periodista les pregunta de paso algo sobre lo mismo.

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