Escribe Pulgonzo
"Escarbando se supo" decían coloquialmente muchos para significar que poco a poco e investigando se había aclarado algo oscuro. En el sonado escándalo de las intercpetaciones ilegales que atentan contra el derecho a la intimidad de magistrados, periodistas y opositores al regimen uribista, no se ha llegado todavía a la verdad, pero ahí poco a poco los investigadores honestos van coronando su objetivo.
Primero los voceros oficiales y oficiosos negaron la existencia de tales hechos. Y de entrada los comenzaron a llamar "chuzadas", como para restarles importancia y hacer creer que se trataba de simples casos de policía. Luego los mismos dijeron que si habían ocurrido pero que sus responsables eran unos infiltrados en el DAS. Bastaba entonces con dos o tres destituciones en el Departamento Administrativo de Seguridad, que depende directamente del Presidente Uribe. Y así ocurrió, hubo destituciones.
Los defensores uribistas se empeñaban en que nadie mirara hacia palacio, vinculando al gobierno con hechos repudiables sobre los que pedía aclaraciones la Corte Suprema de Justicia, sobre todo. Pero cada paso que se avanzaba arrojaba más información que los hacía quedar mal y mostraba vinculaciones claras entre altos funcionarios de la Casa de Nariño y los delincuentes infiltrados en el DAS.
Y mucha gente, y los medios de prensa, se preguntaban todos los días, incluso utilizando el formato y el método de las encuestas, "Quién es el Montesinos de Uribe" (Varios personajes de la vida pública habían dicho que un Montesinos rondaba al Presidente, como en Perú durante el fujimorato).
La semana que acaba registró dos hechos que van aclarando el turbio asunto: la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, reconoció que las " chuzadas" habían currido como respuesta "una inquietud del Presidente". Los subalternos lambones dicen siempre "un deseo suyo
es una órden para mí, jefecito". Y el segundo, más concreto, es que Jorge Lagos, exdirector de inteligencia del DAS, contó a la Procuraduría y a la Fiscalía que había entregado la información obtenida mediante las interceptaciones ilegales, a Bernardo Moreno, Secretario General de la Presidencia; a César Mauricio Velásquez, Secretario de Prensa de la Presidencia; a Jorge Mario Eastman, Asesor Presidencial; y a José Obdulio Gaviria, asesor de Uribe pero no empleado oficial.
Pero el interrogante clave es: ¿Quién ordenó las chuzadas? Porque una cosa es que le hayan entregado la información a esos empleados de Palacio y otra cosa es que ellos las hubieran ordenado. Puede que sí pero puede que no. Lo más probable es que las haya ordenado alguien por encima de ellos, indicando a la gente del DAS que los resultados los entregaran a sus subalternos para los usos políticos del caso. Y así las cosas, no quedan más que dos sospechosos: el mismo Presidente Uribe o el Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. ¿Cuál ha de ser, cuál ha de ser, Dios mío? Amanecerá y veremos.
(Usted puede opinar sobre esta nota y otras del blos en: http://www.lapulga.blogspot.com)
domingo, 17 de mayo de 2009
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